sábado, 14 de mayo de 2011

No todo es como en Disney.




No, nunca he perdido un zapato en mitad de unas grandes escaleras por llegar a tiempo a mi casa y no, tampoco nunca ha venido un príncipe a traérmelo de vuelta. Tampoco soy de aquellas que dan su voz al primero que pasa y mucho menos por cosas que no valen la pena. Al pincharme con un hilar nunca me he quedado durmiendo durante cien años, ni tampoco al morder una manzana envenenada. Mucho menos he despertado con el beso de aquel príncipe, pues nunca llegó. Pero quizá sí se me he enamorado de una persona por su interior. No vivo en un bosque perdido, y mi abuela tampoco está reencarnada en un árbol sabio. Tampoco me he cortado el pelo para aparentar ser lo que no soy. Pero a pesar de todo aquello, sí, me puedo considerar una princesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario